Ser padre/madre es más que dar dinero
La cercanía entre padres/madres y niños a cambiado porque vivimos en un mundo capitalista. Muchas veces se antepone el dinero a la presencia en la educación de los hijos.
Hemos aprendido que lo más importante para ser felices es ser exitosos y definimos el éxito como algo general.
Queremos asegurarnos por el gran amor que tenemos a nuestros hijos de que ellos no sufran como nosotros y que tengan lo que nosotros no tuvimos, nos volcamos a buscar el éxito en el trabajo, en concreto a conseguir más dinero para comprarles más cosas a nuestros hijos o para pagarles una mejor educación, que más les vale aprovechar porque nos estamos rompiendo el lomo para hacerlo, y así imponemos nuestros miedos y deseos en ellos, nuestros concepto de lo que les llevará a tener éxito en la vida, nuestra versión de éxito sin saber si eso es lo que les va a llevar a experimentar una vida más plena, auténtica, con más momentos felices.
En plena era del capitalismo hemos antepuesto el tener al ser. Pensamos que entre más tenemos, más somos, entre más tenemos, somos más que el otro, por ende, somos más felices.
Como padres/madres, nos entregamos muchas veces en cuerpo y alma al trabajo a buscar generar un mayor ingreso para darles más a nuestros hijos con la falsa idea de que eso los va a hacer felices, sin embargo, la capacidad de crear una vida plena, de experimentar felicidad es resultado de nuestra capacidad de estar conectados con nuestro verdadero ser, de poder amarnos y aceptarnos tal cuál somos, teniendo un centro emocional sólido, una auto estima sana y un sentido de valía elevado.
Coincidentemente este centro emocional sólido no lo da el dinero, ni los estudios, ni las cosas materiales, ese centro emocional sólido nos lo da la conexión sana con nuestros padres/madres, el sentirnos aceptados, amados incondicionalmente.
Vale mucho más una hora de juego amoroso, nutriendo la conexión profunda con nuestros hijos que un mejor coche, casa, juguete o colegio.
La capacidad de nuestros hijos de ser felices y exitosos no está en el tener, está en el ser, no está en lo que les demos, está en la calidad de nuestra presencia consciente con ellos.